Le vi alli sentado, ensimismado en sus pensamientos y traté de imaginarme en que estaría pensando.
Tal vez en su amada esposa a la que hacia 6 años que había perdido, o quizás en que ya quedaban pocos de sus amigos de siempre.
Me pareció buena idea sacarlo de aquel ensimismamiento y me fuí hacia el.
-Padre ¿en que piensa?
-Pensaba en como te va a sentar la noticia que tengo que darte.-dijo sin levantar la cara, no se atrevia a mirarme y no entendia el porque.- Recuerdas que hace 3 meses fuí a pasar unos dias a casa de tu hermana ¿verdad?
-Si padre, lo recuerdo.
-Pues en aquellos días conocí a una señora mientras paseaba por el parque y hablando a diario con ella, me dijo que se sentía muy sola, que yo era afortunado por tener dos hijas como vosotras que me cuidais y quereis, pero ella no tenía familia, sus amigas habían muerto y se sentía tan sola que las palomas del parque eran lo único que le hacían levantarse por las mañanas. En principio me dió pena.
-Lo entiendo.-dije enternecida por aquella tristeza que vi en sus ojos
-Pero solo en principio, porque a medida que nos íbamos conociendo la veía más animada e incluso alegre. Se notaba que aquellos momentos que pasamos juntos, la hicieron vivir de nuevo...tener a alguien a quien ir a ver al parque, no solo a las palomas, la hizo feliz. Y pienso que debería volver allí. Tiene que estar muy triste, de nuevo sola.
-Padre y tu ¿la echas de menos?
-Muchísimo hija, tanto que si no vuelvo con ella creo que pronto os dejaré. Necesito verla sonreir.
-Eso es amor papá, te has enamorado.
-Que tonto que me pase a mi edad ¿verdad?
Le sonreí y negando con la cabeza me acerqué a besarle en la mejilla.
Creo que estaba sorprendido de que yo le entendiera, así que tomándole del brazo le dije:
-Anda ven, vamos a hacer la maleta.
Todavía recuerdo como se iluminaron sus ojos, me sonrió y avanzamos hacia casa.
Hoy cinco años después, cada vez que voy a verle lo primero que me dice es:
-Gracias hija.
El y yo sabemos porque lo dice. Cinco años de felicidad junto a la que es su mujer, alegraron sus ojos y mi corazón.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPrecioso ojala todos los hijos fueran asi y entendieran lo que sienten los padres.Muy bueno el relato.
ResponderEliminarUn beso
No se puede cerrar la puerta al amor, entra por el mínimo resquicio que le dejes y por supuesto que la edad no es ninguna traba, preciosa historia.
ResponderEliminarUn beso
Gracias Zarzal pero no merezco tal elogio...tu si que escribes bien, a las pruebas me remito. Feliz semana para ti tambien, besitos.
ResponderEliminarMe alegro de que te gustara Jose Manuel.Un beso
Me alegro que la edad no sea ninguna traba...sino me echaría a llorar que ya toy yo mu mayor.Un besito
JA JA JA 34 años es muy mayor, a otro perro con ese hueso, entonces yo que soy? me acabas de llamar momia.
ResponderEliminarUn beso
34 años???? jajajaja te adoro.
ResponderEliminarIgual tengo mas que tu
Me encanta.Estos relatos que escribes,esconden tanto.Precioso.
ResponderEliminarAinsss gracias, eres un encanto,un beso
ResponderEliminar