Llegó la noche y me dejé llevar por el sueño.
En este sueño, volvía a ser niña.
Tendría unos cinco años nada más.
-No quiero bajarme, quiero otra vuelta más.
-No puede ser, nos tenemos que marchar ya.
Me bajé llorando y él delicadamente secó mis lágrimas.
-Venga no llores que nos están esperando.
Sentí un golpe seco. Caí lentamente...muy lentamente.
Dos ángeles con grandes alas me tomaban de la mano y me hacían reír al elevarme.
Era mejor que el tiovivo.
Desde la altura vi como mi padre caía de rodillas con las manos en la cara.
La gente corría a su encuentro y yo que estaba ya muy alta, no podía ver que le pasaba.
Le pregunté a los ángeles y me dijeron que mi padre estaba bien y que yo iría a ver a Dios.
- A Dios???
Ya no podía ver a nadie allá abajo.
Solo las nubes parecían algodones de azúcar debajo de mi.
Un gran camino de luz nos llevó a donde estaba Dios.
-Hola pequeña, no tengas miedo.- me dijo con una voz muy dulce.- creo que aún no es el momento de que te quedes conmigo. Volverás con los tuyos y serás feliz con ellos.
Otra vez en aquel túnel tan brillante...ahora oía a mi padre llorar.
-No llores papá
Al oírme su llanto se convirtió en risa y me besaba y lloraba de nuevo y vuelta a reír.
Dos semanas después salí del hospital, era un poco raro porque no podía andar y tenía que estar todo el día en esa horrible silla, pero por lo menos volvía a mi casa.
Justo al llegar a casa mi sueño terminaba.
Diecinueve años soñando lo mismo. Sin embargo, el sueño era dulce no era trágico; era más trágico despertar y ver como la realidad me devolvía a la rutina de mi camilla.
En la silla de mis sueños, yo me podía manejar, pero sin embargo era mi madre la que se tenía que ocupar de mí, de moverme, de lavarme, de darme de comer...
Mi tetraplejia me impedía moverme, pero no soñar.
A veces incluso soñaba despierta. Soñaba despierta que era como cualquier chica de veinticuatro años, que sale con su novio el fin de semana y que el resto de los días los dedica a estudiar su carrera de medicina.
Que ironía de la vida.
Allí estaba yo...soñando y soñando.
En este sueño, volvía a ser niña.
Tendría unos cinco años nada más.
-No quiero bajarme, quiero otra vuelta más.
-No puede ser, nos tenemos que marchar ya.
Me bajé llorando y él delicadamente secó mis lágrimas.
-Venga no llores que nos están esperando.
Sentí un golpe seco. Caí lentamente...muy lentamente.
Dos ángeles con grandes alas me tomaban de la mano y me hacían reír al elevarme.
Era mejor que el tiovivo.
Desde la altura vi como mi padre caía de rodillas con las manos en la cara.
La gente corría a su encuentro y yo que estaba ya muy alta, no podía ver que le pasaba.
Le pregunté a los ángeles y me dijeron que mi padre estaba bien y que yo iría a ver a Dios.
- A Dios???
Ya no podía ver a nadie allá abajo.
Solo las nubes parecían algodones de azúcar debajo de mi.
Un gran camino de luz nos llevó a donde estaba Dios.
-Hola pequeña, no tengas miedo.- me dijo con una voz muy dulce.- creo que aún no es el momento de que te quedes conmigo. Volverás con los tuyos y serás feliz con ellos.
Otra vez en aquel túnel tan brillante...ahora oía a mi padre llorar.
-No llores papá
Al oírme su llanto se convirtió en risa y me besaba y lloraba de nuevo y vuelta a reír.
Dos semanas después salí del hospital, era un poco raro porque no podía andar y tenía que estar todo el día en esa horrible silla, pero por lo menos volvía a mi casa.
Justo al llegar a casa mi sueño terminaba.
Diecinueve años soñando lo mismo. Sin embargo, el sueño era dulce no era trágico; era más trágico despertar y ver como la realidad me devolvía a la rutina de mi camilla.
En la silla de mis sueños, yo me podía manejar, pero sin embargo era mi madre la que se tenía que ocupar de mí, de moverme, de lavarme, de darme de comer...
Mi tetraplejia me impedía moverme, pero no soñar.
A veces incluso soñaba despierta. Soñaba despierta que era como cualquier chica de veinticuatro años, que sale con su novio el fin de semana y que el resto de los días los dedica a estudiar su carrera de medicina.
Que ironía de la vida.
Allí estaba yo...soñando y soñando.
Precioso.
ResponderEliminarEs lo unico que les queda a algunos, soñar. Es duro pasar por algo así tanto para la persona que lo esta padeciendo como para las personas que las cuidan. Precioso escrito. Un abrazo.
ResponderEliminarA veces no sabemos que camino es el mejor, ni en sueños lo puedes dilucidar, para una tetraplejia no hay sueños, todo son pesadillas.
ResponderEliminarMaravilloso, un beso
Que triste. Me ha gustado pero muy triste, ahora vuelvo a tu otro blog para buscaar algun ciste que me anime. Besos.
ResponderEliminarQue lindo sueño, Montse pero que triste despertar. Describes a la perfección las versiones de los que regresan de la cuasi muerte. MUY BIEN,
ResponderEliminarBesos.
Delicado y emocionante sueño y relato a la vez. Saludos bloggeros, Montse
ResponderEliminar¡Hola Montse!
ResponderEliminarUn relato trágico , y a la vez hermoso.
Me gusto mucho.
saludos de J.M. Ojeda.
Buen fin de semana.
Un relato duro narrado con delicadas palabras. Pero lo verdaderamente maravilloso es que volvieras a casa y hoy puedas compartir con nosotros esta experiencia.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Una historia triste, que muchas personas se ven obligadas a vivir cada día, soñando, mientras otros que no sufren ninguna limitación física, se imponen otras mentales. La vida no es justa.
ResponderEliminarBesos
Gracias a todos por vuestros comentarios, perdón si en estos días no he podido contestaros, pero es que estoy malita. Muchos besosss a todoss.
ResponderEliminarDe una u otra forma somos presos de nuestras propias limitaciones, pero siempre seremos libres de crear y creer en nuestros propios sueños.
ResponderEliminarCuando la salud le niega al cuerpo responder a la orden más simple, cuando la desgracia arrebata la capacidad del movimiento, cuando ya no más seremos físicamente libres en nuestro universo, entonces soñar es también una forma de seguir viviendo.
¡Saludos!
Posdata:
Quiera Dios que te repongas pronto, que personas como tú siempre se extrañan, se necesitan y hacen falta.
Muchas gracias Juan Carlos, me emociona que gente como tu sin conocerme me extrañe. Muchos besos
ResponderEliminarHola Montse.
ResponderEliminarCon lo mal que está la realidad no hay nada mejor que un bonito sueño.
Un beso.
PD Tengo problemas de acceso a tu página y al escribir se entrecorta el texto. Es posible que sea debido a los widgets que tienes instalados. Poner muchas cositas provocan una saturación al cargar.
Hola, queria darte las gracias por visitar mi blog
ResponderEliminarQue palabras más bonitas y que sentimientos. Espero que te mejoraras y ya no estes malita. Un besiño
Gracias por tan bella y triste historia.Hace pensar.
ResponderEliminarGracias también por tu visita y comentario.
Ponte buena ¡Es una orden!
¡MUAC!
Oye, pues a cuidarse, y que te pongas buena pronto.
ResponderEliminarBesos