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martes, 20 de septiembre de 2011

La niña del pañuelo rosa


Anteriormente había visto aquella carita tras el cristal de la pastelería.
Unos ojos azules bien abiertos queriendo comerse algunos de aquellos dulces con la mirada.
-Berta! –le gritó su madre – que llegamos tarde cariño, camina.
 Con una carita de pena se separó del cristal y echó a correr para alcanzar a su mamá.
Se dirigían al centro médico que hay enfrente de la pastelería, con lo que pude seguirlas con la mirada.
Su cabecita tapada con un pañuelo rosa, dejaba entrever la falta de cabello, así que supuse que iría al centro médico a poner alguna sesión de quimioterapia.
Me estremecía pensarlo, no debía tener más de cuatro años.
Seguí con mi trabajo tratando de no pensar en ella, hasta que después de unas dos horas la vi salir.
Le costaba caminar y su rostro era del color de la cera.
Mientras cruzaban la avenida preparé una pequeña bandeja con aquellos pasteles que tanto miraba antes.
Cuando salí a la puerta le hice una señal para que se acercara y se los di.
Me devolvió una sonrisa que nunca podré borrar de mi mente.
Aquella fue la última vez que la vi.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Quisiera esconderme dentro de mi misma

Quisiera esconderme dentro de mi misma y no dejar que nadie me encuentre nunca más.
En realidad estoy muerta de miedo.
Yo que daría la vida por la suya...
Yo que luché contra algún que otro demonio por salvarla a ella...
Yo que germiné en mi vientre una semilla tan hermosa y pura...
Hoy me quedo sola y con el miedo en el alma por no saber que hacer. Ya no sirve mi protección, ni mi amor, ni mi angustia por darle en todo momento lo que necesita, ya nada sirve. Hoy se ha parado el reloj. Echo la vista atrás y ya no veo nada. Aquella niña feliz se ha ido.
Quisiera esconderme dentro de mi misma y no dejar que nadie me encuentre jamás.