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lunes, 22 de noviembre de 2010

El gato de mi vecina

Ya estaba otra vez el gato de mi vecina en el piso de arriba.
Subí corriendo escaleras arriba, llamándolo:
-Bubbyyyyy, bubyyy bonito ven.
Yo creo que lo que más le gustaba era jugar al escondite conmigo, porque cuanto más lo llamaba, más se escondia de mi.
Pues tenía que encontrarlo y devolverlo a su dueña antes de salir de casa.
Un día lo dejé solo y cuando llegué recuerdo que la cocina era un caos, todo tirado por el suelo. No quería llegar a las tantas después de la fiesta de Marta y encontrarme todo patas arriba.
Lo llamaba y se quedaba en silencio, en cambio cuando me alejaba de donde estaba maullaba como para decirme... no es por ahí por donde tienes que buscar. Uffff este gato me traía frita.
-Bubyyyy bonitoo
Nada, se acercaba la hora de salir si no quería llegar tarde y que Buby no aparecía.
Me quedé muy callada a ver si lo sentía y...
-Te pilleeeé
Se quedó como asombrado mirándome con carita de pena.
-Ainsss pobrecillo, quieres un poquito de leche?
Me lo llevé a la cocina y le puse un poco de leche en un cuenco. Estaba felíz.
Cuando terminó salí al porche con el en brazos para que no se volviera a escapar y llamé a mi vecina.
Que raro que no conteste si tiene luz en la cocina.
Me fuí a su porche y toqué el timbre. Nada. Que extraño. Volví a tocar dos o tres veces más.
Buby no dejaba de maullar. Estaba como nervioso.
Intenté mirar por la ventana de la cocina, pero con las cortinas no se veía mucho.
-Señora María.- grité.
Me quedé en silencio atenta por si oia algo.
Me pareció sentir como un quejido pero no estaba muy segura.
Volví a prestar atención. Ohhh dios mio, creo que necesita ayuda.
Llamé a la policia y en cinco minutos estaban abriendo la puerta.
Pobrecilla, allí estaba la señora María atada en una silla en medio del salón.

Escuché como le contaba a la policia que había entrado un hombre a robar y la había dejado atada y con un pañuelo cubriendole la boca para que no gritara.
Oh oh, y yo había dejado mi puerta abierta para traerle el gato.
Se lo comenté a uno de los policias y muy amablemente me dijo que no me preocupara, que ellos mirarian en mi casa antes de irse para comprobar que todo estaba bien.
Me tranquilicé, con la policia allí nada podía pasarme. Por otro lado no quería dejar sola a aquella pobre mujer después del susto que se había llevado.
-Querida.- me dijo- podrías llamar a mi hija para que venga.
Claro que podía, me parecia buena idea que alguien se hiciera cargo de ella.


Dos horas más tarde, y después de que revisaran mi casa, me acordé de la fiesta... demasiado tarde.
Llamé a mi amiga, me disculpé explicándole lo que había pasado y me metí en la cama.
Tanta tensión me hizo doler la cabeza y no era capaz de dormir.
Algo en el piso de abajo llamó mi atención.
Me quedé petrificada cuando volví a oir un extraño sonido.
Ohhhh no podía ser.
Estaría el ladrón dentro de mi casa. Pero lo había comprobado la policia y yo misma de nuevo una vez que se marcharon. Me aseguré de que estaba todo bien cerrado.
Otra vez, alguien estaba en la cocina.
Y que hago yo ahora? Si llamo por teléfono me oirá.
Recordé que en el fondo del armario tenía las muletas de cuando me rompí la pierna. Sabía que como arma no era gran cosa, pero no tenía nada más con que defenderme.
Salí al pasillo con la muleta en alto.
Seguian los ruidos.
Bajé lenta y sigilosamente la escalera, todo estaba a oscuras.
Cuando llegué a la entrada de la cocina pude ver dos ojos que se me quedaron mirando...era una mirada muy luminosa.
Encendí la luz y allí estaba él.
Pero por donde había entrado?
Me miró con tal carita de pena, que no pude más que echarle otro poco de leche en el cuenco.

7 comentarios:

  1. Caramba, esta semana va de gatos, me ha gustado mucho el relato, muy tierno y bien llevado, ¿ves como eres una maestra?
    Un beso.

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  2. Explicame son relatos,por cierto muy buenos, o escenas de tu vida?Me tienes con la mosca detras de la oreja...
    Un beso

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  3. je je je, buen final sorpresivo. De todas meneras debes tener a mano esa muleta, nunca se sabe. Y anmarra ese gatito.

    Besos.

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  4. Gracias Jose Antonio pero de maestra na de na, aficionada y de las malas jajaja. Un besote y gracias por tus ánimos.

    Me alegro que te gusten los relatos Jose Manuel, pues verás dos de los que he escrito son totalmente reales, pero os dejo con la intriga...Un beso

    Antony más que la muleta quizás un espray de pimienta que es más pequeño jajaja. Los gatitos son preciosos déjalos que pidan mimos.Un beso

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  5. que suerte tienes que te tocan los gatitos siu uñas.
    un beso

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  6. Navetu los felinos me quieren, no me arañan.
    Besos

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  7. LOS GATOS… me gustan, siempre andan metidos en historias.
    Cuando vivía con mis padres siempre había algún gato por allí, quieto y vigilante.

    Me gusta mucho lo que escribes.
    Un saludo.

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