Seguidores

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Hermoso pueblo Doniños

Era la primera vez que me lanzaba en parapente. No lo voy a negar, tenia miedo...mucho miedo, aunque confiaba en Carlos que era un experto en el tema.
Me agarré fuerte a él y sentí levantar mis pies de tierra firme. Ahora el miedo se convirtió en pura adrenalina. Con aquel lago tan hermoso al fondo, la playa llena de gente. Uffff sentí vértigo.
Nunca había visto el lago de Doniños tan bonito, todo desde las alturas se ve más bonito.
Una gaviota se cruzó en nuestro camino y no pude evitar dar un grito, como queriéndole decir que se apartara de nuestro camino. Era alucinante. Estaba viviendo una de las cosas que siempre había soñado y que nunca me había atrevido a realizar.
A medida de que descendíamos, aquellos diminutos bultitos en el centro del campo fueron tomando forma, eran Carmen y Luis que nos esperaban abajo.
...........
 Ya tenían encendida la barbacoa, era increible, desde aquí arriba casi se podía oler la carne cortada en tiras sobre el carbón, el aire que soplaba, por desgracia me iba alejando cada vez más del punto de aterrizaje previsto, de pronto no sé de donde vino aquella tempestad, unos negros nubarrones de repente se cernieron sobre nosotros, yp notaba que Carlos intentaba por todos los medios hacer descender aquel aparato, pero todos sus esfuerzos iban resultando infructuosos, tiraba de todos y cada uno de los cordones, tonta de mí, recordé al mudo de los hermanos Marx tañendo el arpa, pero esto era más serio, notaba todos los musculos en tensión, sólo quería que aquello terminase y pudiera tomar de nuevo tierra suavemente.... 
......... 

Una fuerte ráfaga de viento nos empujaba hacia la playa y por más que Carlos se esforzaba en controlar la situación, parecía que esta se le escapaba de las manos. Creo que notó como temblaba, porque me dijo que no me asustara, que todo saldría bien.
La gente en la playa corría despavorida hacia el aparcamiento por la repentina tormenta.
Nosotros pasamos por encima de los más rezagados en irse, en ese momento supe que acabaríamos en el agua. Lo que me daba miedo es que nos metiera el viento tan adentro que no fuésemos capaces de salir a la orilla.
Traté de cerrar los ojos y no pensar, pero al segundo siguiente los tenía totalmente abiertos y mi cabeza seguia elucubrando en como acabaríamos.
Por suerte para nosotros un nuevo golpe de viento nos llevó hacia el sentido contrario. Momento en que Carlos aprovechó para tirar fuerte y ponernos en tierra firme.
El golpe sobre la arena fué duro, aunque peor para Carlos, que el pobre se quedó debajo.
No sé si por la emoción de estar en tierra o por los nervios que había pasado, no hice ningún ademán de levantarme. Me dejé estar en la postura en que había caído, sin darme cuenta de que seguía encima de él.
-Sabes?.- me dijo- no me importaría tenerte así todo el día.
Entonces reaccioné. Me puse roja como un tomate y me levanté lo más rápido que pude.
-Estais bien??.-preguntaron al unísono Carmen y  Luis con voz entrecortada de tanto correr.
Todos estábamos bien, el susto ya había pasado.
-Por supuesto que si.-se apuró a decir Carlos- que os pensabais que no iba a cuidar de ella??  Por cierto, se nos ha abierto el apetito... como va esa barbacoa??

................

4 comentarios:

  1. Hola,bello blog, preciosas entradas, te encontré en un blog común, si te gusta la poesía te invito al mio,será un placer,es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    muchas gracias, buena tarde, besos.

    ResponderEliminar
  2. preciosa experiencia... que fuerte!!! campeona!!!
    pues te seguiré....
    un abrazo desde el mar azul...

    ResponderEliminar
  3. Ya tenían encendida la barbacoa, era increible, desde aquí arriba casi se podía oler la carne cortada en tiras sobre el carbón, el aire que soplaba, por desgracia me iba alejando cada vez más del punto de aterrizaje previsto, de pronto no sé de donde vino aquella tempestad, unos negros nubarrones de repente se cernieron sobre nosotros, yp notaba que Carlos intentaba por todos los medios hacer descender aquel aparato, pero todos sus esfuerzos iban resultando infructuosos, tiraba de todos y cada uno de los cordones, tonta de mí, recordé al mudo de los hermanos Marx tañendo el arpa, pero esto era más serio, notaba todos los musculos en tensión, sólo quería que aquello terminase y pudiera tomar de nuevo tierra suavemente....

    ResponderEliminar
  4. genial Jose Antonio esa era la idea jajajja si sabes de alguien que quiera seguirlo comentalo, vale? Si vemos que nadie se anima lo hacemos tu y yo. Un besito

    ResponderEliminar